MARCOS NO SE LAVA LOS DIENTES
Marcos era un niño alegre y juguetón, que además tenía muchos amigos, y se divertía muchísimo con ellos. Pero Marcos tenía un problema muy importante: era demasiado goloso, y se pasaba el día comiendo chucherías de todo tipo. Se ponía morado de nubes, ositos, moras de caramelo, chocolatinas, Cheetos, gusanitos, gominolas, chicles de todos los sabores, y muchas cosas más. Cada vez que su abuela le daba un euro, se lo gastaba en chuches sin miramiento alguno. Y lo peor no era solo que se atiborrase de chuches, lo cual podría producirle un empacho. No. Lo peor de todo era que después de zamparse tantas golosinas, Marcos no se lavaba los dientes.
Su mamá no hacía más que reñirle en un intento inútil de controlar la cantidad de chuches que ingería Marcos, porque sabía que cualquier día se podía poner malo. Y también le recordaba constantemente que debía lavarse los dientes con regularidad, ya que si continuaba comiendo tantas golosinas sin la higiene precisa, le podrían salir caries, lo que se suele conocer como “tener los dientes picados”, que además de ser muy feo a la vista, acaba doliendo mucho, y eso hace necesario ir al dentista.
Pero Marcos no hacía caso.
Un día se le cayó un diente, y Marcos, muy ilusionado, colocó la diminuta pieza dental en una pequeña envoltura de plástico de cocina, y una vez hecho esto, lo puso debajo de su almohada, esperando el deseado regalo del famoso Ratón Pérez, que, como sabéis, suele traer algún presente a cambio del diente caído. Todos los amigos de Marcos que habían perdido un diente habían recibido alguna cosita del Ratón Pérez.
Sin embargo, cuando Marcos se despertó esa mañana, nervioso por ver qué le había dejado el Ratón, miró bajo la almohada, y no había nada, ¡nada!, nada más que el mismo diente que había depositado la noche anterior.
Muy triste, y con los ojos a punto del llanto, Marcos llamó a su madre para contarle lo que le había sucedido.
<<¡No me ha puesto nada el Ratón Pérez, mamá! ¿Por qué será?>>, preguntó sollozando.
<<Pues, yo creo que es porque no te lavas los dientes. El Ratón Pérez no quiere llevarse un diente sucio, porque tiene una enorme colección de dientes, y todos están muy limpios. Deberías lavarte los dientes bien y con regularidad. Saca el diente del papel film y lávalo. Verás como entonces el Ratón te regala algo>>
Marcos hizo lo que su madre le había pedido. Se cepilló los dientes con esmero después de cada comida, y también limpió el diente caído. Lo volvió a colocar bajo la almohada y a la mañana siguiente, cuando miró se encontró un precioso cochecito rojo, una reproducción magnífica de un Ferrari, que además corría casi como un bólido de verdad. ¡Marcos no cabía en sí de contento!
Desde entonces, no sólo come muchas menos chucherías, sino que también se cepilla los dientes después del desayuno, del almuerzo y de la cena, y por eso luce una dentadura limpia, sana, y espléndida.
