PEQUEÑAS REFLEXIONES EN PROSA SIMPLE XXI: Generación Equivocada (Julio 2017)

Reloj al revés a

 

PEQUEÑAS REFLEXIONES EN PROSA SIMPLE XXI “GENERACIÓN EQUIVOCADA” (Julio 2017)

 

Nací en un momento equivocado, con las fechas bailadas por un azar insolente y caprichoso, como un niño que se volvió cruel a base de mimos. Nunca pertenecí del todo a la dimensión temporal en la que supuestamente, según el calendario, debía moverme, y por ello siempre fui una rara avis, una luciérnaga de arena atravesando, etérea, los planos diversos y cabalísticos que el juego ad libitum del universo tuviera a bien proponerme. Esta circunstancia, por curioso que parezca, tal vez me salvó de haber caído en las redes espinosas del acoso o las burlas, y a pesar de la ostentosa diferencia con mi entorno, mi fuerza interior, arrolladora, junto con una visión de desapego del suelo, me infundían la capacidad de contemplar desde arriba los grises avatares del mundo, con la energía bulliciosa de esperanza que da la intuición del futuro y con la insondable coraza de una brillantez inocente.

Pero este destino fuera de su sitio tiene un oneroso precio. La felicidad se escabulle jugando al gato y al ratón, en una suerte de alquiler del tiempo, un alquiler limitado y sin derecho a compra. Y así, desde siempre, mi andadura ha sido un continuo divagar por una línea que nunca acaba de ser mía, de tal manera que los sueños quedan inefablemente marcados por la sensación de lo inestable, de la borrosa imagen que turba al viajero al pasar por las estaciones, donde la retina no alcanza a guardar más que un efímero instante de humo. Espero, espero algo, mas, sé que lo que espero ya pasó, porque todo está al revés, y la realidad termina por quedarse en los confines de la imaginación.

Ahora, cuando los latidos que sobran están casi contados, no puedo hacer más que vivir y revivir de las rentas, las que caducaron con cifras ajenas, y abrir las manos para aprender a construir un tiempo plenamente mío, aunque sólo sean unos días, o unas horas…

Sin embargo, incluso si llego a edificar una medida de momentos artificiales para mi ilusoria propiedad, este limbo entreverado no me puede conceder más fin que vagar a rumbo perdido por una inmensidad profundamente sola.