
MI CASTILLO DE NIÑA con instrumentos (Virgi y Los Forajidos. 23 Marzo 2023)

El recuerdo despierta. Agua dormida
que de repente surca como un rayo,
o como el trote agreste de un caballo,
el verdinoso lecho de la vida.
Desnuda la razón, de amor herida,
en la insolencia azul del mes de mayo,
la memoria me aborda. Aunque batallo,
ya nada puede hacer mi alma vencida.
Si me habla el corazón, yo siempre fallo:
sirven de nada arnés, freno, ni brida.
EL DEMONIO EN LA CALLE Y EL BOSQUE OSCURO (Enero 2019) – Elegía a la desgraciada muerte de la profesora asesinada –
Esta es una historia cruel
de juventud machacada,
de secretos en las hojas
del bosque en la madrugada,
de insectos en la neblina
donde la vista no alcanza,
y en las pupilas del lobo,
acechos que no descansan.
Aquella tarde de viento
cuando Diciembre mostraba
algunos rizos de sol
sobre el blanco de las casas,
la calle era un sigilo
enconado en la ventana
desde donde un mal podrido
sin corazón, la miraba.
Ella, casi ajena al aire,
y casi recién llegada,
sentía el mundo por abrir
su ilusión aún temprana,
sin notar la sombra negra
que rondaba tras su espalda,
como las gélidas huellas
que despliegan los fantasmas.
Cuando con paso tranquilo,
en el tupido silencio
su inocencia caminaba
por la soledad del pueblo,
sumido en calladas siestas,
un demonio carnicero
con las zarpas de ponzoña,
de pronto surgió del viento,
y desalmado arrancó,
de raíz, sus claros sueños;
las llaves de puertas nuevas
y el mapa de los senderos
que el fulgor de su entusiasmo
había trazado en cientos
de sitios imaginados,
cayeron ante el violento
golpe de hiel desatada
desde el fondo del infierno.
Un halo turbio de barro
le atravesó todo el cuerpo,
y aunque intentó con sus pies
soltarse del diablo enfermo,
sus pezuñas eran fuertes,
y aún más mortales sus cuernos.
Y no pudo ser laurel,
ni cisne, ni flor, ni ciervo,
ni la ninfa que los dioses
salvan de monstruos infectos.
En el bosque, entre los juncos,
el demonio se reía
mientras ensuciaba impávido
el rumor del agua limpia,
dejando en brusca tiniebla
una ingravidez dormida
que ya nunca haría cuentas
con los meses, ni los días
por tachar al almanaque
florecido de la vida,
porque, cargado de noche
negra, estancada, y maldita,
el diablo había cumplido
su sentencia agria y fija
de sesgar en un instante
una esperanza sencilla,
con su soberbia de muerte
en la sinrazón escrita.
¡El mal fario te mereces,
las rejas más definidas,
una barrera de sangre
para tu hambre escondida,
la guerra de las mujeres
como una nube de avispas,
una maldición perenne
a tu espalda bien cosida!
¡En mala hora miraste
hacia donde no debías,
para incrustar tu penumbra
en la piel de su sonrisa!
LA MUCHACHA ALEGRE Y EL DIABLO OCULTO (02 marzo 2023)
ESTRIBILLO:
¡Qué pena de muchacha alegre,
que se marchó para volar!
¡Ay, qué dolor de rama verde,
que apenas comenzó a brotar!
No pudo terminar la senda, ay,
que se rompió por la mitad,
y en el silencio estaba el aula, ay,
y el entusiasmo de enseñar.
Estrofa 1:
Esta es la dura y triste historia
de una joven que empezaba
su camino a recorrer.
Nunca, nunca pudo imaginarse
que su libertad primera
se iba a quebrar de una vez.
ESTRIBILLO:
¡Qué pena de muchacha alegre,
que se marchó para volar!
¡Ay, qué dolor de rama verde,
que apenas comenzó a brotar!
No pudo terminar la senda, ay,
que se rompió por la mitad,
y en el silencio está la tiza, ay,
y el entusiasmo de enseñar.
Estrofa 2:
Ese, ese día por la calle
el diablo la espiaba
tras invisible disfraz.
De pronto, le arrebató por sorpresa
el sueño de vida nueva
que comenzaba a estrenar.
ESTRIBILLO:
¡Qué pena de muchacha alegre,
que se marchó para volar!
¡Ay, qué dolor de rama verde,
que apenas comenzó a brotar!
No pudo terminar la senda, ay,
que se rompió por la mitad,
y en el silencio está la tiza, ay,
y el entusiasmo de enseñar.
Estrofa 3:
El diablo con su fuerza de demonio
la atenazó por la espalda
y al bosque se la llevó
donde los árboles de la noche
cerraban el horizonte
gimiendo negro dolor.
ESTRIBILLO:
¡Qué pena de muchacha alegre,
que se marchó para volar!
¡Ay, qué dolor de rama verde,
que apenas comenzó a brotar!
No pudo terminar la senda, ay,
que se rompió por la mitad,
y en el silencio está la tiza, ay,
y el entusiasmo de enseñar.