NO ES FÁCIL (Febrero 2016)
No es fácil decidirse a echar cortinas,
ni a cerrar los pestillos de las fotos,
cuando has sentido un círculo de azúcar
completo en cada punto de sus días,
entero, hacia arriba, detallado,
en el centro perfecto del paisaje.
No es fácil acallar la queja sola
en un desolador fundido en negro,
engullido ante el peso de la lógica,
mas al fin a la fuerza consentido,
cuando se han transitado mil senderos
hacia un cénit cuajado de naranjas.
No es fácil acabar mirando al suelo
y encontrarse los pies andando solos,
con un camino gris por horizonte,
y unas manos vacías por destino,
cuando se ha estado al fondo de las nubes,
y se ha conocido el arcoíris,
cuando se ha atestiguado la existencia
de un júbilo de luz en las pestañas
y en las venas, concretas como el cielo,
y el aliento sublime de las olas
que conforman las almas enlazadas
en los pequeños mundos cotidianos.
No es fácil despedirse de la tierra
en la que se ha alcanzado el azahar,
ni despojarse de glorias intensas,
para acabar contando las paredes
y dándole la vuelta a los recuerdos,
con el único fin de buscar luces
que de antemano sabes imposibles.
No es fácil desgajar el equipaje
con la luna durmiendo en la camisa,
ni borrar las señales bien guardadas
en un hatillo luminoso y blanco,
sin poder apoyarse ni en el odio
como un arma de hiel hacia el pasado,
pues odiar es un acto inalcanzable
cuando en tu corazón cabe tan sólo
ese puñado de días eternos,
extendidos al sol como reliquias,
hasta que llegue la noche cerrada
en que los ojos vuelen para siempre.
Febrero 2016