
CADENAS (24 Septiembre 2020)
Estas cadenas que amarran mi tiempo
acosan mi vejez, que no descansa,
me lastran cada paso desde adentro,
desde la carne viva, desde el alma.
Es el hierro salido de mi vientre,
mis células, ajenas, pero ancladas
en un cordón de tierra permanente
que abrocha los caminos a mi espalda.
Los años que me comen cual gusanos
se llevan la presteza de mis piernas
y el sólido coraje de los brazos,
mas no el destete agrio de mi estela.
Mi libertad, que es nueva, ha tirado
esa llave de búsqueda en el cielo
y en la grandiosidad ciega del campo,
la que abre el corazón hasta los dedos.
Las puertas del romance al fin se cierran,
guardan sus hilos junto a las arañas:
miro impasible el rastro de las guerras
desde un inmune acero de distancia.
Y ahora que el capítulo, ya viejo,
del frágil corazón se me ha olvidado,
me esclavizan los llantos, a destiempo,
de aquellos que en mi carne se forjaron.