ANDALUCÍA, QUE ME DIO A LUZ (Febrero 2024)

ANDALUCÍA, QUE ME DIO A LUZ (FEBRERO 2024)

No conozco otra cosa que tu luz,

la luz que me parió, como un conjuro

del contraste embebido por la tierra

y el sol entero, sin grietas, perfecto,

un círculo que alumbra extensamente

con los brazos abiertos de una madre.

No conozco otra cosa que tu luz,

impacto luminoso que pergeña

la urdimbre misteriosa de tus pueblos,

tus calles, tus paisajes, tan distintos

como un ramo de alma heterogénea

fraguada por la misma claridad.

No conozco otra cosa que tu luz.

No sé entender el mundo desde el manto

de las líneas borrosas de la noche,

esa ventana donde miente el vaho,

y las tinieblas van desdibujando

la exacta sencillez de la pasión.

No conozco otra cosa que tu luz.

No puedo describirme de una pieza,

ni tampoco ese cuadro salpicado

con el azar alegre del pincel,

sin tu luz concentrada en la paleta:

desde el dorado mar que roza el este

hasta el poniente océano bordado,

del constante amarillo en la campiña,

al verde secular de los olivos

y la agreste soberbia del pinsapo,

desde el rizo plateado de los ríos,

a las limpias alturas de las cumbres

donde el blanco gigante guarda el reino

para gozar los múltiples matices.

No conozco otra cosa que tu luz,

la luz que te define, Andalucía.

LAS ALAS TRANSPARENTES DEL AMOR (Febrero 2024)

LAS ALAS TRANSPARENTES DEL AMOR

Como la piel de cebolla,

llevan en su transparencia

un dulce rastro de llanto,

y un entramado de ausencia.

Son esas alas que suben

al alto cielo distante

para portar en su seno

el corazón por los aires.

Le entregan al que está lejos

los besos que no se alcanzan,

y las caricias que quedan

esperando entre las sábanas.

Narran las tristes penurias

de la vida cotidiana,

los reveses que le ponen

al día su nota amarga,

pero también las noticias

donde anida la esperanza,

y el fulgor de la ilusión

que va de sueños cargada.

A veces son de papel,

a veces, una pantalla

donde unos signos arcanos

las penas de amor se guardan.

A veces van sin remite,

blanca confesión de encaje

que sin nombre ha revelado

su secreto en el mensaje.

Siempre palomas valientes,

siempre transparentes alas

plumas que muestran al viento

las verdades de las almas.

Son esas cartas de amor

que con tinta o el teclado

centellean al leerlas

como estrellas en las manos.