
UNA DIRECCIÓN (Febrero 2025)
La incertidumbre, como una amenaza,
dividió las fronteras del camino
que allá adelante, ciego, bifurcaba
en un doble contraste sus designios:
uno, la solidez que da la tierra,
el otro tentación, torpe delirio.
Hacia un lado, sin más, se repetía
el solemne proyecto del destino,
una promesa a ciegas en el agua
de la infelicidad rota en un grito.
Hacia el otro, las sombras imprecisas
de un misterio embrujado en vano sino,
la ignominiosa pérdida de todo,
tal vez, fatal caída hacia el vacío.
Por un ramal, las voces conocidas
de lo que desde siempre estuvo escrito,
la cansada llamada del fracaso,
y la inercia del corazón vencido.
Por el otro, el alegre disparate
que le cantan los locos a los grillos,
la apuesta enajenada de la noche,
número de períodos infinitos.
Mas, arrastramos condenas de plomo
donde solo escogemos un sentido,
una sola verdad de cifra sola,
en un solo destello, un solo abismo:
la forzosa función que impone el tiempo
única decisión, un solo ritmo.
No se puede elegir en esta vida
más que una dirección, un rumbo estricto;
no se puede volver hacia el comienzo,
ni desandar errores, ni indecisos,
podemos afianzar un doble juego
para nadar y guardar los vestidos.
El caprichoso azar que nos obliga
a poner todo o nada en un camino,
no perdona si das un paso en falso,
y te impide empezar desde el principio.