
Y SIN EMBARGO, LA VIDA RENACE (26 MARZO 2025)
El aire atribulado en remolinos
se encrespa en el clamor de las sirenas,
y el eco de sus cantos destemplados
rompe en oscuridad por las esquinas.
Y sin embargo, la vida renace.
El ruido machacón de los talones
en formación estricta y paso pétreo,
arranca mudas sombras en gargantas
que ahogan su pavor, cruzando dedos.
Y sin embargo, la vida renace.
La voraz consistencia de los mapas
apaga sin piedad todas las fechas,
como turbios olvidos que eliminan
y van quebrando el sueño de los niños.
Y sin embargo, la vida renace.
No podemos huir, ya no sabemos
si quedará una flor tras el ocaso,
si algún río valiente se hará plata,
si se verán colores bajo tierra.
Pero hay que agarrarse a la cordura
que asoma como tímido pabilo
de semillas prendidas por el suelo
y cobrizos esquejes misteriosos.
Hay que creer que aún sobran las mañanas
para estrenar sorpresas bajo el sol,
bruñir, acaso, cuerpos deslucidos,
o ventilar espacios de silencio.
Y a pesar de los vómitos de hierro,
la intensa tizne de las humaredas,
y la máscara grave de los ciegos,
la vida nace en cada primavera.