MARES CIEGOS o EL ALZHEIMER
Su alma no está.
En sus ojos vencidos sólo asoma
toda la opacidad de los naufragios,
la maraña de días imperfectos
que han perdido sus nombres y sus fechas.
No me conoce siempre:
Las caras son un mundo inexplicable
que depende de dioses escondidos,
artífices ajenos que se escapan
de los trozos de espejo que aún conserva.
A veces la recorre su pasado
y se acuerda del sol y de sus hijos,
por un instante se llena de luces
que dan sentido al túnel desvaído;
mas las sombras contestan desde dentro
y traen sus laberintos sin memoria,
desgarros sin color y sin palabras
que le arrancan el alma de su sitio
y dejan la piel hueca, despojada
de toda su estructura de recuerdos,
y de toda la historia de su carne.
Es igual que la muerte,
que se ha multiplicado en el camino,
en esa lentitud de tiempo extenso
que todo lo vulnera y lo destiñe,
y acaba por borrar en su delirio
las raíces más firmes de la tierra.
Año 2009