CREÍ QUE PODRÍA (Diciembre 2016)
Creí que podría
mirar sin reparos
por la claraboya
de un volcán amargo.
Pero no puedo…
Creí que podría
morderme la lengua,
tragarme la sangre,
y quedarme quieta.
Pero no puedo…
Creí que podría
sonreír al paso
del viento maldito
con fuerza en los labios.
Pero no puedo…
Creí que podría
ser como una torre
antigua y eterna
sobre la hecatombe.
Pero no puedo…
No puedo mostrar
un corazón seco
que ya nunca late
ni llora el recuerdo,
porque en realidad,
va arrastrando, intenso,
sus latidos rotos
de dolor abierto,
al sentir que le han
robado los sueños.
Creí que podría,
pero no. No puedo.