CAMINOS CEGADOS (Tercer Aniversario de la muerte de mi amiga Pilar)
En Abril, como aquel Abril primero
que te enseñó la luz del mediodía
y los inquietos júbilos del campo,
los astros delirantes de la tarde
te cegaron las fuentes del camino,
para llevarte donde nadie sabe,
dejándonos aquí, mudos y solos,
boquiabiertos, nadando de improviso
en augurios oscuros, en preguntas
tan ciertas como el calcio de los huesos,
con sus horas de números borrosos:
el destino de nuestra masa viva.
Y te echamos de menos desde entonces,
te prestamos el cuerpo del recuerdo,
esa vida inmortal entre nosotros,
que llenamos los huecos con tus fotos
y ponemos tu risa en el silencio,
y en algún ángel que pasa de pronto.
Nos enfadamos con la primavera,
y el paseo de Abril, tan exultante
con su azahar y su paleta encendida:
Grabamos tu sonrisa por las hojas
de árboles alegres que te llaman
al verde balanceo de sus copas;
te miramos de frente con un brindis
para guardarte un vino y una silla,
y hacerte un homenaje despejado
con sonrisas que laten desde dentro.