PEQUEÑAS REFLEXIONES EN PROSA SIMPLE. EL CHOQUE CULTURAL (07 Marzo 2021)
Anoche vi en la 2, (que como de costumbre, es una de las pocas vías para este tipo de cine en televisión), una película de coproducción noruega, sueca, y alemana, titulada “El Viaje de Nisha”, y cuyo título original en noruego “Hva vil folk”, es decir “¡Qué va a decir la gente!”, refleja y engloba mucho mejor que su versión castellana la esencia del film.
La cinta, escrita y dirigida por la noruega de origen paquistaní Iram Haq, se centra en la terrible experiencia que sufre su joven protagonista, una adolescente nacida y criada en Noruega, cuyos padres paquistaníes la quieren someter por la fuerza a las costumbres de su país.
Es una película desgarradora, de tintes claramente autobiográficos, en la que se presenta con total crudeza uno de los dramas que por desgracia más se están extendiendo en los países occidentales: la cerrazón testaruda y cruel de la primera generación de inmigrantes respecto a sus vástagos, especialmente, y con más ahínco y vehemencia, en lo que se refiere a sus hijas, y los inadmisibles métodos que emplean para obligarlas a perpetuar unas costumbres que a ellas les son del todo ajenas.
Dicha primera generación llega a Occidente con el claro deseo de prosperar y buscar un mejor futuro para su descendencia, pero quieren seguir manteniendo a toda costa los hábitos traídos desde sus lejanas tierras, sin intentar la integración cultural en el nuevo territorio, lo cual es a todas luces (menos para ellos y su cegada y pobre perspectiva) una absoluta incongruencia. Sus hijos, y como ya he recalcado, sobre todo sus hijas, han nacido y crecido en otro país, con otras leyes, otras normas y otras costumbres, pero sus familias, sus padres, se aferran a sus viejas y, vamos a ser políticamente incorrectos, podridas y obsoletas reglas de honor, en las que el sexo, la independencia, la democracia, y, en resumen, la libertad en general, están completamente vetados, con el insano fin de subyugar a las jóvenes e impedirles hacer uso de la libertad que les ofrece el país al que llegaron sus padres en busca de una vida mejor, pero sin que estos últimos se lleguen a plantear en ningún momento que esa vida mejor, lleva implícita también la libertad como forma de enriquecimiento de la persona, no a nivel económico exclusivamente, sino como el camino que conduce al individuo a trascender de la mera satisfacción de sus necesidades básicas.
Cuenta Iram Haq en su film cómo fue sometida a un vil secuestro de casi dos años en casa de una tía paterna en Paquistán, donde la llevaron a la fuerza, arrancada de su Noruega natal, a fin de que “entrara en razón” y asumiera como propias las costumbres que tan extrañas le resultaban, y todo ello porque la habían pillado besando inocentemente a su enamorado y pelirrojo novio noruego.
No quiero contar más detalles de la historia porque no es mi intención destripar la narración, sino que, muy por el contrario, mi mayor pretensión es que esta humilde reseña despierte la curiosidad de alguien que acabe planteándose ver la película, que supongo aún está disponible en RTVE a la carta. Quiero destacar igualmente que no pude ver la cinta con tranquilidad, sino que me agitaba en el sofá movida por esa rabiosa inquietud que me produce observar la injusticia impune, e incluso me salieron en voz alta algunos insultos dirigidos a los familiares maltratadores, como si éstos me pudieran oír…
En fin, se trata de una película muy recomendable por lo que tiene de auténtica y por lo que nos deja entrever de esa tragedia que resulta más cotidiana y más extendida de lo que pudiéramos pensar. De hecho, no pude evitar recordar a una antigua alumna de origen marroquí a la que casaron con 16 años con un señor de 45.