A ESPERANZA
Su risa es un océano en agosto,
la playa abierta como el mediodía,
me demuestra el principio de la tierra,
la perfecta simpleza de la vida.
Cuando me mira, me buscan los pájaros
que creen en el cielo y su verdad:
Me deslumbra la voz de la inocencia,
y descubro mi imagen en el mar.
Me veo antes de mí, sin una sombra,
en el antiguo núcleo de la sangre,
me lleva hasta el olvido de los nombres,
hacia atrás, los espejos de la tarde.
No existen diccionarios que se acerquen
al alegre jazmín que en su alma habita;
ella es la explicación del universo,
la razón de mi carne, lección viva.
En ella se repiten mis arterias,
en ella están mis ojos de hace tiempo,
remotas fuentes del sol recogidas,
la arena de los dioses en los dedos.
Año 2012