
LOS HERMANOS RECOMPUESTOS (31 MAYO 2020)
La negra flecha que me hería antaño,
la escisión de mi sangre desprendida,
se suelda dulce. Una estrella encendida
es sutura de luz del agrio daño.
El Bien, que siempre estuvo, es como un paño
que limpia de amargor y hiel fundida
los bordes enconados de la herida,
sin el rencor podrido del engaño.
De la piel plateada del estaño
nuestra fraternidad, un día perdida,
flota en el premio de un azar extraño
nacido de raíz sólida y fuerte,
y recobra la herencia de la vida
en el cristal alado de la suerte.